Hay plantas que dan flores todo el año (el geranio, la clavelina, el jazmín, la begonia…) y las hay que tardan decenios en abrirse, como La Puya Raimondi, que florece una sola vez cada 80 o 150 años y después de desprenderse de todas sus semillas, muere.
Lo mismo ocurre con las ideas o personas que nos influyen. Hay quienes determinan nuestro paso nada más conocerlas y otras con quienes nos edificamos años después del primer encuentro. El mío con la ecofeminista neozelandesa Marilyn Waring fue como el de un jazmín: el aroma de sus ideas me inspiraron de manera inmediata y en poco tiempo logré incorporar el cuidado en la contabilidad de mi pequeña productora audiovisual. Waring había investigado cómo las potencias ganadoras de la II Guerra Mundial habían implementado un modelo contable que expulsaba el cuidado del PIB. El Producto Interior Bruto es una estadística que registra el valor de las transacciones de la actividad económica de una nación a lo largo de todo un año. En los años 90 Waring analizó la manera en que se calcula el PIB y qué es lo que incluye y demostró que entre las actividades que excluye están los vinculados con el cuidado. Esto afectaba directamente a las mujeres, por eso compiló su estudio en un libro que tituló “Si las mujeres contasen”. Nada más leerlo determiné que en la contabilidad de mi pequeña productora incorporaría las inversiones y los costes que suponen el cuidado del entorno (huella ecológica, por ejemplo, apostar por el reciclado de imágenes, promover las entrevistas locales…), el cuidado de las relaciones interpersonales (incorporé en las condiciones laborales los ciclos de la vida como defunciones, divorcios, nacimientos, cambios de casa, enfermedad de los hijos, espacios para la conversación, diálogos y negociaciones con presencia verdadera…) y de nuestro cuerpo/mente (limitaciones físicas, favorecer entornos saludables…), al tiempo que adquirí un compromiso claro y abierto por solicitar los servicios de mujeres profesionalmente competentes. Estos propósitos cambiaron mi forma de trabajar, tanto individualmente como en equipo.
Lo que no imaginaba es que aquel compromiso con la ética de los cuidados que despertó en mí Marilyn Waring me llevaría años después a crear productos narrativos para el mundo empresarial centrados en el cuidado del lenguaje. Había comprobado que la delicadeza en las formas y contenidos de las narraciones utilizadas para dar a conocer un producto abren mercado. Sabía que la coherencia de los relatos con los valores propios y los de la empresa generaba confianza entre clientes y proveedores. Había utilizado los recursos de diferentes lenguajes para potenciar el trabajo creativo en equipo… Todas estas iniciativas tienen un impacto positivo en el balance de resultados de una empresa. Si en el año 2000 estas afirmaciones sólo interesaban a las/os empresarias/os o profesionales más innovadores, hoy empieza a percibirse como una herramienta necesaria para cualquier persona que quiera llevar adelante su propio negocio o proyecto creativo.
La comunicación saludable, la narración delicada, la carne del lenguaje, son valiosos aliados que nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos y, sobre todo, a vivir mejor. Por eso este curso he creado encuentros los primeros martes de cada mes dirigidos a profesionales independientes, pequeñas empresarias y personas que emprenden negocios innovadores. El objetivo de “En.marca los martes” (así se llama la iniciativa) es ofrecer herramientas narrativas que van más allá de la técnica y la estética y permiten implementar su negocio.
Por ejemplo, la convocatoria del pasado martes, 7 de enero, se titulaba “La carne de los verbos”. En ella demostré cómo podían animar a la acción a sus clientes con tacto y delicadeza exquisita. Para ello ofrecí ejercicios sensoriales, emocionales y narrativos vinculados con los verbos, para que entendieran que el sentido al que apelan. Hay verbos que remiten al universo táctil, verbos aromáticos, verbos con paladar… que incitan a acciones diferentes. Saber manejar estos recursos impregnará la comunicación del producto/obra/servicio de una vitalidad convincente. No debemos olvidar que a los seres humanos nos cautiva todo lo vivo.
El encuentro del próximo martes, 5 de febrero, lleva como título: “No todo es decir”. Con él animo a la gente a que cambien su forma de contar lo que hacen. A veces el factor diferencial de nuestro producto es el modo en que lo llevamos a cabo. Cualquiera que se encuentre en esta situación, lo sabe, el problema es que en muchas ocasiones se confunde “explicar” con “contar” y esto hace que nuestra comunicación sea aburrida, críptica, excesiva. Una de las claves para que nuestro relato sea sugerente es, precisamente, saber callar, aprender a manejar “el silencio”, clave de cualquier composición musical.
Si te interesa probar este bocado de conocimiento, no dudes en enviarme un mensaje a: zeinmartha@gmail.com
Mientras tanto, te seguiré contando en este punto de encuentro.