Cómo reconforta constatar que cada vez es más fácil que las personas entiendan la necesidad de utilizar un lenguaje saludable. Aunque muchos no sepan exactamente cómo pueden hacerlo, la intuición les señala el camino y eso abre la posibilidad de un diálogo. Usar un lenguaje saludable es parte de una toma de consciencia que se manifiesta cuando entras en comunicación con las otras personas. Normalmente el mindfulness, las técnicas meditativas, las diferentes prácticas vinculadas con el autoconocimiento a las que recurrimos en busca de nuestro bienestar, hacen hincapié en la toma de consciencia de nuestras limitaciones y fortalezas. Pero a veces el encuentro con nuestro yo más hermoso queda recluido en el silencioso mundo de nuestros monólogos como suave llama que calienta nuestros actos. He experimentado varios de estos caminos a lo largo de mi vida y sé que cuando llega la hora de relatar el mundo esta experiencia individual se deshace como un terrón de azúcar en el agua. Cuanto más compleja es nuestra comunicación, más difícil se hace que nuestro yo más exquisito atraviese técnicas narrativas y tecnologías y pueda no sólo expresar su forma de ser sino que haga evidente su forma de hacer.
Narrar es un acto que puede ser ejecutado con tanto nivel de consciencia como el de comer, el de amar o el de cuidar la tierra, por ejemplo. Al contar una historia hacemos dos cosas: afirmamos nuestra forma de entender la vida y, por tanto, nos damos un lugar concreto en ella, y por otro lado entramos en contacto con la otra persona, inseminando su imaginario con nuestro relato, lo que podrá dar lugar en sus monólogos a referentes de todo tipo. En ambas direcciones el relato puede ser tóxico o saludable.
Normalmente nos enseñan a usar el lenguaje escrito (desde la poesía a la escritura de ensayos), oral (desde el teatro a la oratoria), visual (desde el cine a la pintura), corporal (desde la danza a la comunicación en el liderazgo)… como tecnologías alejadas de nuestra forma de estar en el mundo. Somos un haz de emociones, intuiciones, sueños, recuerdos, sensaciones, alejadas de la voluntad que constituyen nuestra forma de narrar y, por tanto, nuestra capacidad para transformarlo en nuestra comunicación con el resto de las personas.
El lenguaje saludable es sólo una parte de la Narrativa consciente, un concepto que he acuñado y que a mí me gusta llamar “Narrativa con delicadeza” porque la delicadeza presupone una forma de estar y de hacer, una forma activa de percibir el mundo, una forma de obrar en consecuencia.
Voy a poner un ejemplo humilde y sin embargo revelador que está en la mano de cualquier persona. Se trata de nuestros periodos vacacionales, ya duren un fin de semana, un mes o un año sabático. Como habitante de una isla en el Mediterráneo occidental, soy consciente del impacto que pueden tener nuestros viajes de ocio y asueto en el planeta y concretamente en un espacio cerrado y pequeño como puede ser una isla. ¿Cómo minimizar nuestra huella, no sólo ecológica, sino antropológica?.
Las soluciones que se están dando a este fenómeno contemplan medidas como: usar transportes eléctricos, concentrar nuestros viajes en más tiempo, reducir el número de salidas, comprometernos con la sostenibilidad de los destinos elegidos, crear lazos con los espacios que nos acogen… A todos ellos yo añado uno más: narrar de forma consciente nuestro viaje, pararnos a contemplar y compartir esta experiencia desde otro lugar. Hacer, en definitiva, un cuaderno de viaje “punto cero” que nos obligue a pasar con frugalidad y amor por los lugares que vamos a conocer. Hay destinos que nos atrapan precisamente por la espiritualidad que transmiten. India es uno de esos lugares. Las personas que acuden a este país buscan disfrutar de una experiencia exterior y también interior. Quien quiera hacer un viaje interior que no muera en sus entrañas o en sus sueños, debería plantearse llevar a cabo un cuaderno de viaje de este tipo.
Esta primavera he previsto organizar encuentros y talleres que faciliten la creación de este tipo de cuadernos de viaje «punto cero». También estoy organizando viajes delicados para este verano. Si eres de esas personas a las que les apetezca saber cómo “ver más» en tu viaje y contagiar con tu experiencia, te animo a que sigas este blog o mi fanpage en Facebook: https://www.facebook.com/zeinmartha/. Aquí y allí iré informando sobre mis actividades.