A.M. descubrió la lucha de clases, el compromiso y la co-participación cuando llegó a Madrid en los años 70. Dando la cara contra el franquismo y por la democracia, no sólo se hizo docente sino feminista. “Fueron años intensos, defendimos las bases de una igualdad de género que reivindicaba el divorcio, la mayoría de edad, el aborto… Sin igualdad no puede haber democracia, no es posible una sociedad más justa si las mujeres no estamos presentes en lo político, lo económico y lo social.”
El activismo se convirtió en un modo de vida y revalorizar la presencia de las mujeres ante la sociedad y ante ellas mismas en el eje de su activismo. “Aunque la injusticia se viva individualmente, los derechos se luchan colectivamente”. No imaginaba que aquella voluntad de hacer visible a las mujeres eclosionaría en su ciudad natal, Manacor, tras su jubilación.
“Pensaba que ya lo había montado todo, pero mi creatividad, mi capacidad de organización, mis ganas de aprender, estaban (y están) intocadas”. Al regresar a Manacor se encontró con un enorme vacío en el terreno de género. «Busqué a mis amigas como loca, me pregunté dónde estaban las mujeres. y comprendí que tendría que ser yo la que lo pusiera en marcha. Así que encontré a un grupo de mujeres que se reunían para hacer punto mallorquín y me apunté”. Pocos meses después les propondría crear un taller de lectura, consiguió que una galería de arte les ofreciera un sitio…
Cómo convertir una plaza en «la plaza de las mujeres»
Un día les planteó reivindicar la memoria de las perleras. “Les dije: ahora nos hemos de dar a conocer y, planteándonos cuáles eran las mujeres con más peso en la memoria de Manacor, decidimos homenajear a las perleras en el día de la mujer trabajadora. Ya había una plaza en las afueras llamada Ses Perleres pero que nadie conocía, y me dije ‘esa será la plaza de las mujeres”. Aquel sería el acto fundacional de la asociación Dones de Llevant, un referente hoy en el feminismo de Manacor y de la isla. «El compromiso siempre te lleva a buscar como hacer lo que parece imposible”.
Desde entonces, cada 8 de marzo, estas mujeres han sacado a la luz la memoria de sus comadres con actos lúdicos, estudios, análisis, actos reivinicativos y placas conmemorativas: las mujeres escritoras, las emprendedoras, las kellys, las relacionadas con la danza y la música, las republicanas, educadoras, deportistas… y hace un par de años, las sanitarias. Las hicieron visibles con un análisis sobre su presencia en los dos hospitales de la localidad, en los centros de salud y en las residencias de ancianos. “Aquellos datos son, en estos días, muy útiles, porque dan fe de que es una actividad feminizada e infravalorada sólo por el hecho de estar ejercida por mujeres. Cuando las mujeres entramos en un campo, se desvaloriza, por eso para alcanzar la igualdad hace falta revalorizar lo que hacemos”.
La COVID19 dejó en el aire el homenaje a las mujeres rurales, con cuya memoria también querían poner en valor los principios del ecofeminismo, invitando a ls mujeres del GOB y del movimiento feminista, pero no significa que se hayan quedado paradas. Como era inevitable, han multiplicado sus vínculos. “Tengo muchas ganas de hacer un estudio sobre cómo han sido los cuidados en la pareja y los hijos durante el confinamiento.
Un lugar en la ciudad el que encontrarse
Hoy todo el mundo conoce la plaza de Ses Perleres, en ella brillan las placas de estos colectivos de mujeres. Cada 8 de marzo el lugar logra reunir a cientos de personas para reconocer el papel de la mujer en el mundo y en la localidad. Durante el resto del año en este espacio público también se concitan acciones de protesta y denuncia, como la violencia de género, una de los frentes en los que han estado más comprometidas. Al comienzo de su singladura y ante el abandono administrativo que tenían las mujeres víctimas de violencia de género en Manacor, las mujeres de Dones de Llevant se autoorganizaron y consiguieron el apoyo de abogadas manacorís dispuestas a defender a sus compañeras de género.
“Sí, son muchas horas, pero merece la pena. Es evidente que el activismo ocupa mucho tiempo cada día, pero ni lo puedo ni lo quiero evitar. A mí el feminismo me ha hecho feliz. No podía ser otra cosa”.
Hacer de Manacor una ciudad sostenible
Cuando se le pregunta por el umbral que le gustaría atravesar no duda: “Aquel que nos permita ser felices de otra forma, poniendo la vida en el centro. Hacer de Manacor una ciudad sostenible a través del urbanismo feminista; una ciudad que nos cuide y en la que pueda germinar la cooperación. Es posible. Hemos hecho un proyecto y se lo hemos entregado al ayuntamiento. Ah, y como soy docente, me gustaría cruzar el umbral de la coeducación, poniendo en valor lo masculino y lo femenino, para que no haya roles podamos vivir nuestra identidad de género como queramos”.
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