“Simplemente ayudo a personas que se encuentran en la misma situación que yo o peor”. A raíz de sus problemas con el fondo de inversión que quería (y sigue queriendo) que abandonara su vivienda, E.L. vio cómo se abría ante ella una oportunidad para involucrarse más en la comunidad de vecinos y conocer más a las personas que vivían en su mismo edificio. “Si estamos cerca hay más posibilidades de ayudarnos y de que el derecho a una vivienda digna prospere”.
E.L. vive en una zona del centro de Palma “que ya no es lo que era, es una especie de escenario, un parque temático”. Habita en este barrio desde la infancia, apenas le separa una calle de casa de su madre, tiene memoria, pues, del impacto de la especulación y la progresiva colonización del corazón de la ciudad: “una historia hecha de paulatinas pérdidas. Cuando el problema llamó a mi puerta fue duro porque se suponía que no había salidas para quien no es propietaria de su vivienda, pero yo insistía: si estoy pagando un alquiler tengo unos derechos”.
Conoció a la Assemblea Ciutat per a qui l’habita, la iniciativa ciudadana a la que quiere expresar su gratitud, cuando las cosas se fueron haciendo cada vez más duras para quienes, como ella, vivían en los pisos de protección oficial. “Empezamos a hablar. Algunos tenían ganas de seguir defendiendo sus derechos a pesar del miedo y del cansancio ante tantas presiones. En su mayoría eran mujeres. Lo habían pasado muy mal, lo siguen pasando mal. Nos unimos no sólo para sumar fuerzas, sino también conocimiento, ayuda, amistad, éxitos, alegrías, tristezas… y para celebrarlo”.
“El éxito está ligado al dar, al ayudar y al aprendizaje de lo que sucede»
Y de este modo emprendieron un camino de conocimiento que no esperaban. Por ejemplo, aprendieron a contemplar el éxito desde una perspectiva nueva: “El éxito está ligado al dar, al ayudar y al aprendizaje de lo que sucede. Son las preguntas que nos hacemos las fuentes de sabiduría”. Para una persona dedicada a la educación no es difícil asumir que el conocimiento es un camino compartido, que son las preguntas de las/os alumnas/os las que abren la mente de quien les enseña. “Durante la defensa de mi derecho a la vivienda he aprendido mucho de mis indagaciones y he ido acumulando respuestas. Sabía que me enfrentaría al entramado judicial, honorarios, abogados, incertidumbre… pero la justicia y los derechos están para ser utilizados”.
¿Cuál es la clave? La respuesta de E.L. es rápida: Se trata de perder el miedo. “Invito a los demás apara perder el miedo para que hagan lo que deberían hacer, porque es una causa justa. Les digo: `Si sale mal no hemos perdido nada y si sale bien, obremos ganado mucho´”.
La revolución comienza por un primer paso aparentemente simple: poner un límite.
Podría parecer que el cambio siempre pasa por romper una barrera, pero en este caso es precisamente lo contrario. La revolución comienza por un primer paso aparentemente simple: poner un límite. “Nadie imagina lo que puede surgir a partir de ahí. Yo lo di y a partir de ese momento empecé a compartir mis preguntas y las respuestas que iba encontrando por el camino”. Desde entonces su principal acción es compartir la información que tiene a quien le llame por teléfono porque no sabe qué hacer y poner su experiencia al servicio de la persona que lo necesite. Es más, en ocasiones acompaña a hacer las gestiones burocráticas a las personas que se sienten perdidas e incluso las hace en nombre de las que no tienen tiempo porque tienen una jornada laboral muy larga.
“Los servicios sociales ya me conocen y entienden mi papel. Y sí, me complico la vida, pero lo hago por que quiero. Simplemente prescindo de algunas actividades. Esto es como amar, la gente piensa que lo importante es que te amen y olvidan que quien ama disfruta mucho más. Cuando regalas algo de manera espontánea a una persona que no conoces, cuando haces un favor a una desconocida en la calle esto te satisface muchísimo. Si lo pensáramos lo haríamos con más frecuencia. A lo mejor es un principio egoista pero es absolutamente cierto”.
Lo lúdico también puede ser reivindicativo.
Lo que se suele llamar “escucha atenta” o “capacidad para la observación” en E.L. está tan arraigado que forma parte de su carácter: “Me resulta fácil saber cuándo alguien lo está pasando mal, aunque no lo diga. Me angustia pensar que si a mí, con mis recursos, mi salario, mi formación, mi red social y familiar… me agobia, ¿cómo lo van a pasar quienes tienen menos que yo porque viven en una cultura diferente, porque han venido por necesidad, porque buscan un futuro mejor para tus hijos…? Las observo a ellas trabajando para pagar un alquiler y me digo esto no es la vida, no puede ser. No sólo se trata de acumular obligaciones sino de sumar recompensas, de encontrarnos en el espacio público”.
Lo lúdico también puede ser reivindicativo. Salir a la calle a vivir como la desean, como cuando eran niñas; una ciudad en la que se podía jugar con la pelota, es una forma de recuperar sus raíces, su historia. “Somos pocas pero hacemos ruido y eso hace que parezca que somos más. Muchas son de Sudamérica, de Marruecos, tienen aún más presente qué significa una ciudad habitable y nos recuerdan qué hemos perdido. Hacemos lucha vecinal”.
En ese camino hay un umbral que para ella es, en realidad, un punto de partida histórico: «Los derechos sólo se mantienen vivos sólo si los defiendes, pero la sociedad capitalista se organiza para que lo olvides. Por eso el umbral que me gustaría que atravesáramos es aquel que nos devuelva a aquello que olvidamos: una ciudad para las personas. Para ello es necesario que salgamos a la calle, hacernos visibles, ir en contra de las leyes injustas, obligar a las administraciones a que regulen, ganar terreno a los grandes propietarios.. Hay que romper el umbral de que las leyes son inamovibles, Recordemos que las calles son de las personas que viven en ellas y no objeto de transacciones comerciales”.
Sumarse a este camino es fácil
Si quisieras mostrar tu gratitud a alguna entidad, iniciativa, plataforma, asociación… situada en Mallorca por su forma de cuidar el bien común, asómate a la página en facebook La mar de abrazos. Punto de Encuentro. Allí podrás plantear dónde te gustaría sembrar una flor de gratitud y por qué.
Esta iniciativa contribuye a transformar nuestra imagen del mundo. El planeta necesita ser contado de manera saludable. Cultivemos el relato de ese futuro en el que queremos habitar.
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