“No nací en el lado de la riqueza. Pero una vez que te das cuenta que puedes hacer algo más allá de la pobreza extrema en la que has crecido y logras asumir que sí, que somos pobres y que por eso no nos vamos a creer el cuento del sistema… entonces empiezas a plantearte que si no hubiera nacido en el barrio en el que nací y no hubiera salido de él, quizás no habría llevado a cabo iniciativas de carácter social a favor de la igualdad real y de cooperación internacional. La felicidad está más cerca si asumes lo que eres”.
Esas “iniciativas» que atan a la vida a D.P. enlazan las artes escénicas con la investigación social y más concretamente con el circo social, por eso le agradecen. En sus manos el circo es una herramienta de transformación. Cuando lo que se conoce en cooperación internacional como “`prospección desde el terreno” pasa por el espectáculo circense hay universos aparentemente dispares que logran enlazarse y educadores sociales, fotógrafos, músicos, trabajadores sociales y payasos comienzan a trabajar en común. D.P. pertenece a este último grupo. Es payaso, las 24 horas del día, incluso cuando duerme.Y ahora, concretamente, payaso de calle.
Quien quiera le puede ver con un casco y una capa de superhéroe en los semáforos y plazas de Palma, “con nariz, pero la boca neutra. Ofrezco un espectáculo muy visual, vinculado con el tiempo que ahora estamos viviendo: un héroe que no está esperando a las plazas, que se baja a las calles para no olvidar quién es.” D.P. encarna ese superhéroe necesario que vive porque los viandantes le reconocen y le dan lo que necesita para vivir. ¿No es una extraña forma de liderazgo? Su propuesta es algo más que un juego o entretenimiento, va mucho más allá de la risa y la sonrisa: Se hace eco, es capaz de indagar en lo que sucede en la calle y hacerlo visible y transformarlo.
Paz: «Cuando vives una palabra te das cuenta que no la conoces»
Evidentemente, no siempre lo hace solo. Hace quince años, por ejemplo, empezó a recorrer el cono sur en autobús como parte del Circo de la ReVuelta una gira por comunidades afectadas por el conflicto armado colombiano. En la ruta se encontró con la Comunidad de paz de San José de Apartadó (Colombia) y allí les asaltó lo inesperado: el verdadero significado de la palabra Paz. “Cuando vives una palabra te das cuenta que no la conoces. Te quedas muy flipado”. Aquella comunidad no quería formar parte del conflicto armado colombiano porque consideran que todos los que matan y forman parte de una guerra entre hermanos están equivocados. Aunque se declararon Comunidad de Paz en 1997, las partes armadas siguieron asesinándoles mientras el gobierno les daba la espalda e incluso les acusaba de falsos actos de violencia.
Pues bien, el circo llegó en medio de este conflicto. En una primera gira (2005) aquella comunidad formó parte de las 70 con las que convivieron. Su objetivo era formar a jóvenes líderes para que conocieran dinámicas socioculturales con las que pudieran generar recursos: fiestas comunitarias, actividades folklóricas… La segunda gira se realizó en 2007 y fue cuando David y su equipo decidieron abrirse a proyectos más ambiciosos de cooperación internacional, elegidos y diseñados por la propia comunidad de paz. Lo que aquellas personas de paz les propusieron fue desarrollar un proyecto de soberanía alimentaria. Y David y su equipo se pusieron en marcha. Su papel sería conseguir financiación en Europa (concretamente en Mallorca) a través de la presentación de proyectos técnicos a la Dirección General de Cooperación y de organizar festivales de música y circo. En ellos participaron artistas de renombre nacional e internacional como Juan Tamariz, Albert Pla, Tonino Carotone, Raimundo Amador y numerosos artistas locales.
Con lo que recabaron pudieron financiar parte de aquel proyecto de soberanía alimentaria propuesto por la propia comunidad de paz. Se trataba de un macro centro agrícola que incluía 500 arboles de cacao, siembra de arroz, procesadora de cacao, 100 mulas… Como parte de este apoyo, y de manera simultánea, el Circo de la ReVuelta organizó en Palma una exposición interactiva, Sembrando vida. que volvió a utilizar las artes escénicas para sensibilizar sobre proyectos y acciones de carácter humanitario y social. “Diez años después, cuando esos proyectos pasaron al olvido de muchas personas, me llegó un mensaje desde Bogotá: ‘Ey! estoy tomando chocolates de paz, de esos que financiasteis con lo de la soberanía alimentaria’, y no imaginas cómo me reconfortó”
Mil preguntas sin trapecio y el 9circ social Illes Balears
¿Cuántas veces hemos pensado que el circo puede contribuir a que el mundo sea más justo? ¿Una nariz roja puede cambiar el mundo? ¿Cuántas personas son capaces de salir a la calle con un casco, una capa de héroe, una nariz de payaso y una sonrisa neutra conscientes de que de ese modo están contribuyendo a transformar el mundo? ¿Cuántas personas están dispuestas a creer que las artes escénicas son una herramienta idónea para cultivar otro modelo de liderazgo? ¿Y cuántas llevan a cabo ese reto? D.P. forma parte de estas respuestas, a las que prefiere contestar con actos.
Por ejemplo, en el año 2017, en plena crisis de los refugiados (así es como se llamó aquel año al drama de las personas que huían de la guerra en Siria) 9circ social Illes Balears. la nueva organización de la que D.P. forma parte, dio un paso al frente y decidió denunciar la situación de los refugiados en Europa. Con tal fin organizó el espectáculo Merkeland, ciutat de persones refugiades, un performance audiovisual con el que invitaban a quienes acudías a la cita a entrar en un campo de refugiados. Su experiencia arrancaba con una gincana tras la que tres payasos militares les despojaban de sus pertenencias. Desprovistos de identidad, accederían a su interior, donde les esperaba una exposición de 50 fotos de campos de siria, el sonido de las bombas caer sobre sus cabezas y una pequeña obra de teatro de máscaras en el que conocerían las penurias de la población civil (y concretamente la infantil) en la guerra… La experiencia terminaba con la proyección de una serie de piezas documentales elaboradas por la comunidad circense y una tabla redonda en la que intervenían los refugiados acogidos en la isla por Cruz Roja.
Este fue el último proyecto de carácter social desarrollado por 9circ social Illes Balears, del que D.P. forma parte Tras cada acto surgen aún más preguntas Merkerland…¿Cómo es posible que la risa se alíe con la tristeza? ¿Dónde adquiere un payaso este conocimiento?
Hay que cultivar la calle todos los días
“Haciendo espectáculo en la calle y hay que cultivarla todos los días. La calle es muy dura. Si desconectas dos semanas, ya fuiste. Tiene su cosa estar en la urbe. Por un lado es duro, una pelea diaria por encontrar el lugar y lograr ese respeto por ser un payaso, sin más. Pero hay un día en el que te pones a hacer mimo y el público está receptivo y todo sale bestial y todo se vuelve luz aunque tu fueras una sombra. Y al día siguiente llega esa niña alemana que ha hecho una fotografía con tu cara y te dice “te queremos” y que no te olvidarán nunca… y afirmas que no eres un mendigo, que te lo curras, que te pegas un baño creativo antes de entrar en tu personaje… pero cómo explicas eso, cómo explicas que no se trata de una hora, que es una forma de vida… Sí, la gente es bonita en la ciudad. Hay mucha gente muy buena. He vivido toda la pandemia gracias a estas personas. Por supuesto, siempre hay unos cuantos enrrollaos que lo tuercen todo. Pero como en todas partes ¿no?”
El compromiso que se abre a los demás no es coherente si no se percibe a sí mismo como parte del juego, por eso, como payaso de semáforos y plazas, D.P. se compromete cada día de su vida a dignificar las artes de la calle y defender la transparencia de lo público en el terreno cultural, la igualdad de oportunidades (gestiones de edificios, subvenciones transparentes, igualdad de oportunidades en el sector…). “Llevamos 5 años negociando la regularización de los artistas de calle en Palma, es mucho tiempo, la vida de los artistas no puede depender de una administración ni de la opinión de algunos vecinos. Debería estar permitido trabajar en el mundo entero y de forma regulada. Es el oficio más antiguo dentro del teatro. Es absurdo que la señora que vende el algodón de azúcar, por ejemplo, pueda tener su lugar, reconocido por las autoridades, y en cambio el payaso de calle, que tiene claro dónde está su ubicación, que hace disfrutar con un espectáculo bien preparado y no sólo no molesta sino que genera un buen ambiente, sea tratado por la policía como un mendigo o un delincuente. ¿Por qué no se considera una actividad como otra cualquiera?. No es justo”.
Mientras deja la pregunta en el aire, D.P. recuerda que la celebración cohesiona y crea comunidad. De hecho las ferias alternativas cumplen esa función, son un punto de encuentro para las entidades sociales que trabajan a pie de calle. “No compiten con las fiestas sociales, el Ayuntamiento debería entenderlo y empezar a apoyarlo, pero no para hacerles un favor sino porque entienden que es una forma de participar en la vida de la ciudadanía”.
Cuando la gratitud es un arma de construcción masiva los umbrales vuelan
Por todo ello, quiere situar la flor de gratitud en L’Elèctrica, “un ateneo popular, un colectivo que defiende lo público y lo igualitario en todos los niveles. Agradezco su aportación en los procesos de transparencia y mediación entre colectivos y propuestas culturales sociales que están ejecutando actualmente”.
¿Qué umbral sueña cruzar un payaso de calle? D.P. responde con rotundidad:
“Que aquellos seres a quienes se les dio una oportunidad, no creen abismos de desigualdad; que en estos tiempos de pandemia el mundo se vuelva mas cooperativo, Deseo igualdad de oportunidades, pero de verdad”. Y una vez hecha la afirmación hace referencia a una situación concreta que hace evidente la distancia entre la realidad y su deseo:
“Recientemente un político cultural nos dijo que 9circ social no es representativo. Se refería a la denuncia que hicimos sobre Can Ribes, un edificio que el año que viene se va a reformar para ser circo. Pedíamos que fuera multiusos y rotativo, para bien de las entidades solidarias y necesitadas. Pero lo que ha hecho cultura es ceder el edificio directamente a una supuesta organización profesional, sin dar cabida a las necesidades reales de colectivos escénicos y sociales que trabajamos por y para esta ciudad a pelo desde hace mas 20 años. ¿Por qué? ¡Pues porque no somos representativos! Y se queda tan ancho ¿Qué te parece? Después de dedicar media vida a la cultura de las artes escénicas y social nos excluyen del proyecto, nos invisibilizan como colectivo implicado en hacer circo social. Es un golpe institucional que llega además en un momento de enorme fragilidad, en plena pandemia. Que un edificio con una reforma millonaria quede en manos de una sola organización y encima lo hagan en nombre de “circo social” es perverso porque dejan en la cuneta a actores que dedicaron su vida a lo social y cultural en estas tierras y fuera de ellas, excluyéndolos del proceso de participación y de un sueño por el que trabajamos media vida”.
Cuando la solidaridad entre vecinos y colectivos se tambalea
Y llegado a este punto D.P. vuelve al umbral: “Así que… el umbral que me gustaría cruzar es que no se use lo social a la ligera, que la cooperación y el trabajo social equivalga a oportunidades para todas por igual y apele a la solidaridad entre vecinos y colectivos. Este es un tiempo oscuro y no hay que dejar a nadie atrás. Igualdad y circ social, así de claro”.….
Si quisieras mostrar tu gratitud a alguna entidad, iniciativa, plataforma, asociación… situada en Mallorca por su forma de cuidar el bien común, asómate a la página en facebook La mar de abrazos. Punto de Encuentro. Allí podrás plantear dónde te gustaría sembrar una flor de gratitud y por qué.
Esta iniciativa contribuye a transformar nuestra imagen del mundo. El planeta necesita ser contado de manera saludable. Cultivemos el relato de ese futuro en el que queremos habitar.
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