Cuando compramos un producto en las tiendas de Comercio Justo sabemos que ese bien tiene un valor añadido especial: su proceso de elaboración es respetuoso con el medioambiente y con los derechos humanos, y además en su precio está repercutido el cuidado de colectivos especialmente frágiles. Muchos de esos productos, además, están manufacturados, es decir, son claramente fruto de la dedicación, el tiempo, la energía, el bienhacer, de seres humanos que normalmente han trascendido las limitaciones de su entorno gracias precisamente a la economía circular a la que pertenece el Comercio Justo. Sus manos artesanas han tocado, respirado, reído… ese objeto que nos llevamos a casa.
Yo lo sé, pero no siempre me acuerdo. A veces necesitamos frenar el paso para darnos cuenta de lo que ya sabemos y hacerlo crecer. A mí me sucedió hace unas semanas. En esta ocasión fue mi trabajo el que me hizo parar, así de generoso es dedicarte a narrar historias con delicadeza. La responsable de las tiendas de Comercio Justo de la Fundación Vicente Ferrer en Palma (Mallorca / Illes Balears) quería contarme una historia y yo acudí a su cita.
Crear relatos que nutran nuestra relación con la trama de la vida
La imaginación es libre y la empatía te permite entender las necesidades de las personas con las hablas. La suma de ambas cualidades da resultados muy creativos porque tu cabeza se pone al servicio de tu corazón y puedes crear soluciones a la medida a los pocos minutos de entrar en conversación. Como mi especialidad es crear relatos que nutra nuestra relación con la trama de la vida, escuchar a Dolors lanzó mi creatividad a la estratosfera. Los relatos que yo creo tienen un alto componente ético y están basados en necesidades reales, en pálpitos, alientos, aspiraciones.
Es decir, no fabrico relatos a la medida sino que transformo la realidad de una persona, un grupo, una entidad, en una historia con carne, hueso… y alma. Puedo asegurar que cada persona vinculada con la fundación Vicente Ferrer, desde los proveedores a los consumidores, son seres de alto voltaje ético.
Cuando imaginación y empatía se ponen a co-crear
Os podréis imaginar cómo disfruté escuchándola. A medida que me contaba su relación con los productos, las personas socias y clientes sus estrategias del año, su experiencia con una determinada campaña de venta… mi voz creativa se iba iluminando y creaba en silencio una experiencia narrativa a la medida. Porque, a pesar de que sabemos de qué va el Comercio Justo, ¿te has planteado alguna vez cómo son esas manos, quiénes son esas personas, cómo viven, qué hacen fuera de las horas de trabajo, cómo ven la vida…?
¡A mi me estaban entrando ganas de tomar un chai con las artesanas de Anantapur y conversar! Les contaría que aquel cojín que hicieron hace un par de años ahora está en el sofá de mi casa, que el collar cuyas cuentas engarzaron una a una creando preciosas filigranas ahora luce en el cuello de un ser querido… Y si a mí me pasaba ¡Seguro que a otras personas también les apetecería vivir esa experiencia!
Hay objetos que guardan historias de alto voltaje ético
Cada uno de los pequeños bienes de la tienda en la que hablábamos guardaba una historia. Tras el encuentro disfruté aún más tocando, observando los detalles, descubriendo en las irregularidades su dimensión humana. Y a partir de ese momento empecé a crear un PopUp narrativo para las personas vinculadas con Vicente Ferrer. Lo primero que me vino a la cabeza fue su título: “Cartas con alma”, una experiencia narrativa que recuperaría el acto de escribir cartas de amor. Las nuevas tecnologías han convertido la escritura de cartas en un acto casi vintage y aún más las cartas de amor. Los amantes del siglo XXI viven inmersos en la inmediatez y la espera de una carta de la persona amada puede llegar a resultar desesperante. Sin embargo, estaba convencida que podía sintonizar con las personas que siguen acogiendo esa forma slow, manual, casi artesanal de expresar sus afectos.
A este tipo de experiencias narrativas las llamo PopUp narrativos porque el resultado son relatos temporales e itinerantes (en tanto que se salen de los cauces de comunicación habituales), que ofrecen a las partes implicadas una experiencia irrepetible. Envueltas de cierto aire de intimidad, las personas participantes (clientes y proveedores) disfrutan de una experiencia sorprendente e impregnada de exclusividad.
Una de sus peculiaridades es que las personas que participan en él no suelen conocerse, por lo que la experiencia narrativa les permite nutrir los vínculos en torno al bien que les enlaza. En marketing lo llaman fidelización. Yo lo llamo reconocimiento.
Un PopUp narrativo llamado Cartas Con Alma
Semanas después de aquel el equipo humano de la Fundación Vicente Ferrer se implicaba en organizar un Taller Online de Cartas con Alma. Las entidades que hacen de los valores la clave de su existencia son especialmente sensibles a los relatos respetuosos y al trato delicado, de ahí que sus equipos de marketing y comunicación estén abiertos a este tipo de colaboraciones. Los PopUp narrativos crean relatos emergentes en línea con sus estrategias y en momentos singulares, gracias a la creación de selectos puntos de encuentro virtuales o presenciales. Y así fue como sucedió.
Lo primero que provocó Cartas con Alma fue la co-creación de un regalo, de un relato con el que todos los departamentos implicados honraban a las personas implicadas en la comercialización de los productos artesanales que se venden en las tiendas de la fundación.
Puedo asegurar que el resultado fue conmovedor. La distancia que genera el encuentro virtual no fue óbice para crear estos vínculos especiales y para difundir la obra de la fundación más allá de los caminos habituales. En aquel PopUp de dos horas un grupo selecto de personas recordó las claves para escribir una carta de amor a partir de un juego a ciegas: iban poniendo en práctica las estrategias narrativas amatorias dirigiéndose a una persona desconocida, cuya identidad iban descubriendo poco a poco y claramente vinculada con el objeto de Comercio Justo que en su momento habían adquirido en la tienda: las artesanas.
Cuando narrar te permite descubrir lentamente tu propia esencia amante,
A medida que conocían su historia, descubrían lentamente su propia esencia amante, su forma de crear vínculos afectivos. El resultado fue un puñado de Cartas Con Alma en la que las personas que consumen los productos de Comercio Justo reconocen la labor de las artesanas que los elaboran, de modo que se cierra un círculo que con el paso del tiempo se puede convertir en espiral, porque cuando ellas reciban la misiva también abrirán un camino para su respuesta.
Espero que ahora escribir Cartas con Alma forme parte de las vidas de todas las personas que participaron en la experiencia.
Aquí os comparto uno de los momentos de la experiencia.
Más adelante os contaré cómo recibieron la carta en India y de qué manera respondieron las artesanas.