M.R. explica que es curiosa, muy entusiasta y un poco ingenua, y que de ahí viene todo, porque lo que hace le sale de forma natural. Lo dice como si la magia que genera a su paso no le perteneciera, como si fuera sencillo, como si no se diera cuenta que su presencia es transformadora. O quizá tenga razón y resulte que transformar el mundo es un acto sencillo, que tan sólo requiere hacerse preguntas, estar presente de manera absoluta en cada acto y practicar la profunda alegría de formar parte.
Lo único que parece cierto es que su pie pequeño deja huellas de gigante. Inclusión y servicio comunitario son sus zapatos. Los descubrió en los libros, mientras estudiaba para ser trabajadora social, pero los aprendió en contacto con las personas que se cruzaron en su camino: sus compañeras en Mater, profesores inspiradores como Marco Marchioni, educadores de calle y quienes duermen en ella, mentes privilegiadas y mentes que por ser diversas no se le otorga privilegio alguno, seres anónimos capaces de sostener compromisos excepcionales…
“Por ejemplo, los hermanos y hermanas de las personas con discapacidad que acuden al centro. Hace un par de años empezaron a compartir salidas, a apoyarse entre sí… Me emocionó ver cómo se coordinaban, cómo iban encontrando aliados (como el grupo de basket La Cabana, que han organizado muchas iniciativas inclusivas) y cómo de manera libre y espontánea terminaron creando un colectivo, Asfadiba, que funciona aparte de Mater. Les movía el puro amor filial; un gran motor, lo aseguro porque lo he vivido de cerca. ¡Cómo no me va a encantar sumarme a este tipo de iniciativas y ejecutarlas!”.
Hay una forma de conseguir que la empatía mueva montañas
A la primera conclusión que se llega cuando se habla con ella es que la empatía mueve montañas si se pone en acción con inteligencia y grandes dosis de compromiso. Por ejemplo, ¿eres de las personas que puede llegar a perderse en un ambulatorio u hospital porque no terminas de entender los carteles orientativos? ¿alguna vez has sentido que la página a la que te asomas para solicitar una ayuda está escrita de forma enrevesada? Pues imagina que no está escrita en la lengua que dominas, que eres una persona mayor y no puedes distinguir bien las letras o que te cueste integrar la información porque los procesos cognitivos de tu cerebro funcionan de otra manera. ¿Que te parece si el malestar que pudiera provocarte el hecho de ponerte en la piel de esas personas buscara una salida? Probablemente el resultado sería alguna iniciativa vinculada con el concepto de “accesibilidad cognitiva”
Tras sumarse a la coordinadora de programas de la Federación Plena Inclusión en Baleares M.R. se enlazó con la Plataforma de Entidades De Son Gotleu para formar a personas mayores, extranjeras y con discapacidad para que pudieran tener un criterio a la hora de valorar si los carteles y textos informativos eran comprensibles o no. A este grupo se fueron sumando personas de Mater; de la residencia Son Güells (para seres humanos con daño cerebral adquirido, deterioro físico por enfermedad o accidente); vecinos y vecinas extranjeras, del barrio, detectadas por Ayuda en Acción … Este nutrido grupo de personas, acompañadas por formadores procedentes de la península, se dedicaron a evaluar la accesibilidad de centros púbicos como el polideportivo Germans Scalas, el centro de salud de Son Gotleu, la biblioteca, la ciberaula, los espacios de la plaza de Orson Wells, el colegio público Es Pont, los servicios sociales que les atienden con asiduidad… debían de hacerse preguntas básicas y que, sin embargo, parece que nadie se había hecho hasta ese momento: ¿Entiendes en qué consiste la información? ¿es clara? ¿la letra es suficientemente grande? ¿entiendes cómo moverte por dentro?
Los problemas relevantes suelen tener soluciones sencillas
Lo más increíble no fue comprender que el problema era relevante sino que la solución no era muy cara y tampoco implicaba un esfuerzo elevado. Carteles situados en lugares precisos, con información concisa, frases más cortas, letras más grandes, Y, además, el resultado facilitaba la vida a todo el mundo «porque si no ponen los carteles como tocan te pierdes y eso dificulta el uso de los servicios”. Los más frágiles fueron, por tanto, el motor del cambio. “Son personas que están acostumbradas a recibir porque así se han marcado las reglas del juego, pero cuando se les permite dar se produce un giro brutal en el conflicto o problema que se esté abordando, en todos los sentidos. Se les ha considerado tradicionalmente actores de servicios y no de su vida y de la comunidad. Y yo lo que intento es aprovechar estas oportunidades para que puedan expresarse en el barrio. Más que nada se trata de un proceso de acompañamiento que produce muchos cambios transversales”.
Por pequeñas y grandes razones, M.R. quiere situar la flor de agradecimiento en una plaza, la de Orson Welles, punto de encuentro de tantas personas, y desde allí reconocer la labor de Sons del Barri, la Plataforma de entidades de Son Gotleu, que incluye a las distintas asociaciones vecinales, de padres e inmigrantes que trabajan desde hace años a pie de calle, y todas las personas que participaron en el proyecto de Accesibilidad Cognitiva. Si quieres ver cómo se escribe, de forma accesible, la relevancia de esta plataforma pincha sobre el título de una de sus iniciativas: un barrio de todos para todos
Hacer con el otro y con lo que se tiene da resultado
Quizá M.R. tenga razón, y las transformaciones más profundas procedan de “un simple cambio de mirada, y eso es lo que intentamos hacer”. De hecho, está convencida que en este proceso todo el mundo puede aportar algo. “Me gusta enlazar intereses, capacidades, ideas, intento unirlas y fomentar el aprendizaje desde abajo. Existen plataformas que son capaces de convocar a personas con mente abierta y mucha iniciativa. Suelo utilizar estos contextos, aprovecho lo que hay. En realidad no hago nada extraño, sólo intento generar oportunidades”.
En ciertos sectores esta forma de buscar soluciones se denomina “servicio comunitario” y a la función de M.R. le dan el título de “trabajadora social” al que se suele añadir un montón de palabras que no suelen aparecer en las conversaciones de las personas no dependientes y que, sin embargo, son habituales entre las más frágiles como usuario, participación, derechos, grupos de reflexión, comunidad…. En el fondo todo es más sencillo, se trata de una forma de entender la vida, “el resultado de combinar mi esfuerzo con el de otras personas, hacer un trabajo en equipo con entusiasmo, reconociendo los valores que nos unen y buscando el mayor bien”.
Este tiempo obliga a las instituciones a una escucha verdadera
En estos meses muchas personas están aprendiendo que en muchas ocasiones la solución no pasa por crear nuevos grupos o adquirir nuevos medios sino aprovechar los que ya existen. “Las instituciones, que durante años se han dedicado a proteger a las personas, ahora están cambiando de filosofía y se está generando una red muy interesante basada en la escucha verdadera a las personas y sus familiares. Por ejemplo, ¿quién imagina su vejez en una macroresidencia?, lo habitual es querer un lugar cercano al que ya conocemos, entonces ¿por qué seguir invirtiendo en esas macrosoluciones que nadie desea para sí?. Antes estaban centradas en ofrecer servicios sin tener en cuenta que la comunidad, el barrio, suele ser muy acogedora. Los chicos jóvenes del instituto San José Obrero, por ejemplo, han acogido muy bien a las personas que acuden a Mater. Lo único que pasa es que no estamos acostumbrados a crear estos vínculos, pero cuando se producen los resultados son muy interesantes. Por tanto, toca revisar qué es eso de ofrecer un servicio”.
En línea con esta reflexión, M.R. propone que “crucemos el umbral que nos impide tener una mirada más abierta a la comunidad. ¡Reforcemos nuestros vínculos!”
Aquí tienes una manera de formar parte
Si quisieras mostrar tu gratitud a alguna entidad, iniciativa, plataforma, asociación… situada en Mallorca por su forma de cuidar el bien común, asómate a la página en facebook La mar de abrazos. Punto de Encuentro. Allí podrás plantear dónde te gustaría sembrar una flor de gratitud y por qué.
Esta iniciativa contribuye a transformar nuestra imagen del mundo. El planeta necesita ser contado de manera saludable. Cultivemos el relato de ese futuro en el que queremos habitar.
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